Nombre dado al primer hombre creado por Dios. La palabra hebrea aparece en el Antiguo Testamento más de 500 veces y casi siempre significa <
El primer hombre creado por Dios—Adán— estaba en íntima relación con la tierra, Adamah (Gn. 2:5; 3:19-23; 10:9; 34:15; Sal. 7:1). Adán fue un hombre dotado de una personalidad y de características propias (Gn. 4:1-25; 5:1-3ss; 1 Cr. 1:1). Adán es padre de todos los hombres; Dios lo creó primero a él y luego a su mujer Eva, y ambos fueron los padres de toda la Humanidad: <
En el Nuevo Testamento el nombre de Adán aparece 9 veces. Ocho veces en relación al primer hombre (Lc. 3:38; Ro. 5:14; 1 Co. 15:22, 45; 1 Ti. 2:13, 14; Jud. 14). Y una en relación a Cristo (1 Co. 15:45). En distintas ocasiones se hacen alusiones a Adán, el primer hombre, pero como nombre propio no aparece (Mt. 19:4-8; Mr. 10:6-8; Ro. 5:8, 15-19).
De estas diferentes citas del Nuevo Testamento podemos concluir que Adán es único porque no tenía padre ni madre, es el primero entre los hombres, y fue hijo de Dios por creación (Lc. 3:38), no por descendencia de ninguna raza animal. Por esto tiene una relación especialísima con la raza humana. El Nuevo Testamento la compara con la de Cristo, que es el último Adán progenitor espiritual de todos los redimidos. Entre estas dos generaciones: la de Adán—el padre de todos los hombres— y Jesucristo —el nuevo Adán— se desarrolla toda la historia de la raza humana (1 Co. 15:45-49; Ro. 5:13-19). No hay nadie que haya vivido antes de Adán, porque es el primer hombre; y, así, tampoco hay nadie que haya vivido antes de Cristo en la gracia, porque Cristo es el segundo Adán. Todos los hombres viven por y en Cristo cuando son nacidos a El por la fe. Adán se convierte de este modo en un prototipo de Jesucristo, el que habría de redimir a todos los hombres.
Por Adán entraron la muerte y el pecado. La Epístola a los Romanos nos dice explícitamente que por la trasgresión de Adán el pecado entró en el mundo (cp. 5). Es Adán todos los hombres pecaron y murieron. A través de la trasgresión de un hombre —Adán—, todos fueron hechos pecadores (Ro. 5:18). A través de su traspaso de la ley y de su condenación, todos los hombres llegaron a ser pecadores y mortales; a través de la obra de Cristo, todos los hombres que siguen a Cristo son rescatados y liberados del pecado y de la muerte.
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